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- Date2013-06-12
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- TagsTurismo Cultural
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Aunque no existen testimonios directos, la mayoría de los investigadores coinciden en reconocer que los Vetones pudieron habitar en el entorno de Montemayor y su tierra. La península Ibérica entro dentro de la órbita de Roma a fines del siglo III a.c. La red viaria fue uno de los factores que más contribuyo al alto grado de integración de las provincias romanas. Se trataba de cauces de transporte y comunicación, por los que viajaban tanto las riquezas del Imperio, como su cultura y religión. La Vía de la Plata es uno de los elementos más importantes para conocer la transcendencia de la tierra de Montemayor.
Por desgracia, los noticias visigodas referidas al ámbito salmantino son muy escasas y fragmentarias. La desaparición del reino visigodo de Toledo se produjo a comienzos del siglo VIII. Desde la llegada de Musa a la Península, el Sistema Central se convirtió en una extensa zona de asentamiento bereber. El carácter fronterizo entre cristianos y musulmanes, que Montemayor presentaba entre los siglos IX a X, venia dado por el hecho de que la dominación musulmana no llego a ser efectiva y permanente al norte del sistema central, a pesar de las razias. Desde mediados del siglo XI los núcleos cristianos, aprovechando la desintegración política de Al-Ándalus, y tomaron la iniciativa militar de reconquista. El proceso expansivo duro hasta mediados del siglo XIII, y supuso un cambio radical en el equilibrio de fuerzas entre los cristianos y el Islam en la Península Ibérica. Montemayor y su tierra pasaron a dominio cristiano durante el reinado de Alfonso VI, que unifico de manera temporal Castilla y León en su persona. Pero fue en 1215 cuando se produjo la principal articulación de su espacio a través de la creación del alfoz de Miranda, en el cual queda incluido, junto con el antiguo termino de Miranda, el de Montemayor. El núcleo de Montemayor fue tomando importancia y articulando un área notable de influencia, hasta dar forma al espacio conocido como Tierra de Montemayor.
Los siglos XV y XVI supusieron para Montemayor y su Tierra un momento de crecimiento económico y demográfico. El siglo XVII está marcado por el signo de la crisis, que se rebeló como consecuencia directa de las últimas décadas del XVI, y que se prolongo hasta el siglo XVIII. El siglo XIX no fue especialmente brillante para Montemayor y su Tierra. Tras la Guerra de la Independencia, se sucedieron una serie de convulsiones más o menos violentas. Ya en el siglo XX, la Guerra Civil y la posguerra supusieron años muy duros para la población en general y para los vecinos de Montemayor en particular. La falta de trabajo y las duras condiciones sociales favorecieron el éxodo masivo hacia zonas centro-europeas, más avanzadas y con más posibilidades de desarrollo económico y social.
Hoy hay que destacar junto al valor de su arquitectura popular, su cerca defensiva, el castillo, la iglesia parroquial y el espacio de su plaza Mayor. A su vez, cabe significar la belleza y singularidad de sus edificios civiles como la casa del Concejo, la lonja, la portada de la alhóndiga, y por supuesto el Rollo, así como la importancia de los restos del antiguo Hospital, la Casa de La Puente, el crucero de San Antonio, la ermita del Santo o el propio Puente de Piedra.
* Fuente: Millan, Mª Eva; (2004) “Montemayor y su Tierra, su historia y herencia”. Diputacion Provincial de Salamanca.